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El valor de la vida

Actualizado: 12 may 2020

En estos tiempos difíciles, en los que parece que una capa sombría cubre nuestras vidas, podemos sentir que el aroma de la muerte nos envuelve.


Momento complicado para cruzar el umbral en paz, tiempo de distanciamiento, de frialdad, de miedo y deshumanización.


Tiempo en el que muchas personas están muriendo solas, sin poder despedirse de sus familias, sin tener la oportunidad de dejar todo resuelto para poder marchar en paz.


Me pregunto si este confinamiento es la manera más saludable de evitar un virus,

sabiendo que vivimos rodeados de ellos y que también podemos morir de otras enfermedades;

con ello queremos evitar la muerte pero, ¿acaso no estamos dando la espalda a la vida?

¿vivir con miedo y aislados de nuestros seres queridos es más saludable que vivir con plenitud y compartiendo nuestro amor, sabiendo que algún día llegará nuestro día, pero siendo felices?


Sabemos que la soledad, la tristeza y la pobreza también matan y aún así dejamos que nos manejen cual marionetas.


Afortunadamente todas las situaciones tienen su cara y su cruz, y la vida también nos ofrece en este momento la oportunidad de crecer, de mirar para adentro y descubrir qué tipo de mundo queremos crear.


Me siento agradecida por poder tener el tiempo para comenzar a vivir la vida que quiero para mí y para los demás; una forma de vida más solidaria, llena de alegría, de relaciones sanas y llenas de amor.


Lo que ya no funciona está muriendo, el caos es parte de estos cambios y, tras este perecer comenzará el resurgir de una nueva sociedad más justa y más colaboradora.


Quiero mandar un cálido abrazo a aquellas personas que están sufriendo estas muertes inhumanas, y darles un mensaje desde el corazón. Bunda (el personaje que hace el tránsito en la obra de teatro) dice: "sé que tengo que ir sola, pero también sé que no estoy sola".


Estoy de acuerdo con ella, nunca estamos solos, no nacemos ni morimos solos.

Todos estamos conectados y los lazos energéticos son tan fuertes que nuestros seres queridos pueden sentir que estamos con ellos.


Nos pueden separar físicamente, pero la libertad está en nuestros corazones.

No nos pueden impedir amar, es la fuerza más grande que existe; en el amor no hay distancias,

el amor es vida y, cuando lo comprendamos, el amor será la pandemia imparable que cambiará el mundo.


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