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La libertad de saber morir a cada instante

En estos días oscilantes, mi mente no para de reproducir la frase de una canción de Celtas Cortos publicada en 1996. Es la titulada “En estos días inciertos” y comienza diciendo: “En estos días inciertos en los que vivir es un arte…”


La canción es una denuncia a la constante censura de la libertad de expresión por parte del gobierno. Es verdad que hoy son tiempos revueltos y difíciles de vivir, pero la vida, aunque sea de manera forzada nos está llevando a la interiorización a través de los diversos confinamientos y/o la enfermedad. Y no creo que esto sólo tenga que ver con los políticos.


En principio es duro de asimilar, pues nos están quitando mucha libertad en la movilidad, en la expresión de nuestros pensares y sentires…


En cualquier caso, ahora que estoy confinada me ronda la siguiente pregunta: ¿quién me está coartando la libertad? ¿Son realmente personas externas las que no me dejan ser mi mejor versión? ¿Qué es la libertad? ¿Qué me hace libre realmente?


Porque llevo varias semanas parada, recomponiéndome y descansando. Pero realmente no consigo parar, mi mente no para y el estrés está aflorando en forma de tensión en las cervicales y en la espalda, dolores de cabeza, bruxismo y el nerviosismo constante de que tengo muchas cosas por hacer y resolver.


Esto me está llevando a comprender que parar físicamente puede ser el primer paso cuando hay un exceso de ruido en mi mente. Pero siento que necesito vaciar ese ruido para poder recargarme. Esto me conecta con los principios de la bioenergética, que tienen que ver, entre otras cosas, con la capacidad que tiene el cuerpo de tomar y soltar para canalizar correctamente la energía que fluye constantemente, equilibrando la carga y la descarga para poder tener acceso a una energía de calidad.


Un mecanismo que está totalmente unido al proceso de tomar y soltar es la respiración. El tomar conciencia de la respiración nos sitúa aquí y ahora y nos ayuda a calmar el ruido de la mente, nos ayuda a oxigenar el cuerpo y el cerebro para tener más claridad mental. La expiración nos libera de lo que ya no sirve, y la inspiración nos recarga, nos llena de energía y nos da el impulso para crear. ¿Qué necesita el artista? Inspiración. Me doy cuenta de que la naturaleza es la base, las plantas y los árboles nos ayudan a respirar mejor, expiramos para vaciar lo que queremos dejar atrás e inspiramos mejor y nos inspiramos para crear, estamos llenos para compartir.


El aceptar morir a cada momento nos lleva a renacer. Saber soltar cada experiencia nos conduce a un nuevo nacimiento y a una nueva y constante creación. El arte de morir es necesario para aprender el arte de vivir sin aferrarse.


Por eso “En estos días inciertos en los que vivir es un arte…” me cosquillea. Porque me trae a comprender que todos somos artistas, que venimos a crear nuestra obra y a compartir lo mejor de nuestra esencia que, repartida en cascarones diferentes, no es sino la eterna manifestación de la unidad y el amor. Y esto es lo que nos hace libres.

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